En un esfuerzo por impulsar el acceso equitativo a las herramientas tecnológicas y brindar oportunidades a las generaciones que han sido históricamente marginadas, el candidato a gobernador por Puebla, Alejandro Armenta, ha presentado una visión transformadora para el estado: convertir la «Ciudad Modelo» en la «Ciudad de la Tecnología».
La importancia de la tecnología en el día a día es innegable. Desde las simples interacciones en redes sociales como Facebook hasta la revolución en métodos de pago en el transporte público, el mundo digital ha integrado y facilitado múltiples aspectos de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, hay comunidades y generaciones que aún no han tenido pleno acceso a estas ventajas.
Armenta, reconociendo esta brecha, se ha comprometido a desarrollar proyectos y programas que garanticen infraestructura y capacitación para todos los habitantes de Puebla. Su visión es clara: que cada poblano, independientemente de su origen o ubicación, tenga las mismas oportunidades para beneficiarse de los avances tecnológicos.
En un acto simbólico durante el cierre de su precampaña y en presencia de líderes de su partido en todo el estado, Armenta anunció la propuesta de cambiar el nombre de «Ciudad Modelo» por uno que refleje su visión de un futuro tecnológico para Puebla. Esta iniciativa no solo busca un cambio nominal, sino una transformación profunda que coloque el espacio, que ha representado una considerable inversión pública, al servicio del progreso económico, profesional y educativo de la población.
«La Ciudad de la Tecnología no será solo un nombre; será un compromiso con el futuro de Puebla. Queremos que este espacio sea un reflejo de nuestra determinación para integrar a todos en la era digital, para que cada poblano tenga las herramientas y conocimientos necesarios para prosperar en la sociedad actual», expresó Armenta.
Con esta propuesta, el candidato subraya su compromiso con la educación, buscando formas innovadoras de dejar una marca perdurable de conocimiento en quienes participen. La decisión final sobre el nombre recaerá en los poblanos, ofreciendo una oportunidad democrática para moldear el futuro digital del estado.
Siempre se ha dicho que los Estados Unidos de Norteamérica no tiene amigos, tiene intereses.
El reciente acuerdo del Canciller mexicano Marcelo Ebrard con los representantes del gobierno del presidente Donald Trump, se puede ver desde diferentes puntos de vista; uno, favorables para México, otros no tanto.
Compartir frontera con uno de los países más poderosos de la tierra, en condiciones desiguales en lo económico, en lo político y en lo comercial,
ha generado históricas complicaciones para México. Aunque varios gobiernos mexicanos han intentado estructurar un plan estratégico con ventajas para ambos lados, hasta esta fecha no ha sido posible.
La declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador de recibir con los brazos abiertos a migrantes centroamericanos y de otros países, a su arribo a tierras mexicanas, la convirtió Donald Trump en el argumento más importante de su campaña de cara a sus deseos de reelegirse.
El señor Trump, como buen mercader que es, supo explotar el sentimiento nacionalista del pueblo norteamericano. Les vendió la idea que la migración es el nuevo gran enemigo de su país. Les dijo que México estaría facilitando la invasión de extranjeros que pondrían en riesgo la paz y la tranquilidad de ellos. Les ofreció terminar con la amenaza. La oferta resultó tan atractiva como el tradicional Black Friday.
La segunda parte de la trama del multimillonario era anunciar medidas de castigo, para generar oleadas de reacciones que presionaran al gobierno mexicano, con el firme propósito que cediera a las exigencias planteadas. Donald Trump consideró que la mejor forma de coaccionar a México, sería utilizar como eje de sus discursos la promesa de elevar los montos arancelarios a diversos productos que se pretendieran vender a los EEUU. La reacción de los diferentes sectores mexicanos fue inmediata, hubo temores fundados.
Mientras acá se daba el clima de incertidumbre, el aspirante a ser reelecto obtuvo en partida doble lo que necesitaba: que los enviados del presidente López Obrador se comprometieran a atajar a los migrantes desde la frontera sur; y aceptar recibir en México a los miles de indocumentados que el vecino nos envíe en carácter de deportados. No se descarta que, ventajoso como es, Donald Trump haya conseguido otros beneficios como obligarnos a comprar, a través del famoso acuerdo, diversos productos agrícolas que producen los agricultores de aquellas tierras.
Parecía gastado el discurso que México pagaría el muro para tapar la entrada de migrantes al territorio de los vecinos del norte. El congreso no se lo aprobó. Sin embargo, en la mencionada negociación consiguió su propósito: México pagará el muro, con la variante que será de humanos. La guardia nacional y otras fuerzas del orden se encargarán de contener a los que pretendan entrar a territorio mexicano.
Ya nos libramos del arancel, al menos por 45 días. No hay que perder de vista que Mr. Trump anda en campaña, y que no tan fácil desechará las estrategias de presión que, por lo pronto, le dieron resultados.
El problema migratorio es un fenómeno que se observa en muchos países del mundo incluso, en aquellos que se ubican entre los más desarrollados. Para resolverlo se requiere de acuerdos políticos y comerciales entre las naciones expulsoras y las receptoras de indocumentados, sin decisiones ventajosas para nadie.
Por lo pronto, ya estamos bajo la lupa del que anhela gobernar por segunda vez a los norteamericanos.
El tren interoceánico, inaugurado recientemente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se presenta como un proyecto clave para el desarrollo económico y la integración regional. Alejandro Armenta Mier, precandidato único de Morena y virtual abanderado de la 4T al gobierno de Puebla, ha enfatizado la importancia de que el estado se suba a este tren de prosperidad.
Este ambicioso proyecto de movilidad promete transformar la dinámica económica no solo de Puebla, sino de toda la región. Con el transporte eficiente de mercancías, Puebla buscará fortalecer su integración económica con entidades vecinas como Veracruz y Oaxaca. Además, esta iniciativa facilitará la exportación de materias primas y productos locales, potenciando así la economía poblana.
Armenta, quien lidera las encuestas con una ventaja de hasta 17 puntos sobre su más cercano contendiente, reconoce el desafío que esto implica. El próximo gobierno deberá diseñar un plan estratégico de movilidad que garantice la accesibilidad de productores, emprendedores e inversionistas de todas las regiones de Puebla al tren interoceánico. Esta visión no solo contempla la construcción de nueva infraestructura, sino también el mantenimiento y mejora de las existentes.
«La inversión en vías de comunicación es crucial. Brinda certeza y confianza a los poblanos, permitiéndoles trabajar y concretar proyectos a mediano y largo plazo», señaló Armenta. Subrayando la importancia de esta iniciativa, agregó: «Es momento de subirnos al tren de la movilidad y asegurar un futuro próspero para Puebla».
Con esta visión progresista, Puebla se prepara para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el tren interoceánico, consolidando su posición como un estado líder en desarrollo y crecimiento económico.
Existen varios aspectos de nuestra cotidianidad que ante el juicio de investigadores extranjeros, evidentemente de países más adelantados, nos colocan en una posición a veces hasta cabizbaja. Dicen que parte de lo que hacemos cae en el terreno del suprarealismo puro, al grado que ya se han apuntado algunos investigadores universitarios para tratar de dilucidar de dónde provienen ciertas costumbres o hábitos que a los ajenos les causa curiosidad, porque pareciera que actuamos más por inercia o imitación, que por convicción propia.
En buscada plática con algunos de ellos, me explicaban que nosotros estamos tan acostumbrados a lo que decimos o hacemos, que no tan solo no nos percatamos del menoscabo que provocamos a nuestro crecimiento como personas. Y lo más contradictorio es que nosotros mismos fomentamos prácticas que nos afectan y que deterioran la marcha de la comunidad como tal. Arrastramos errores y equivocaciones que nos están convirtiendo en poco competitivos frente a otras sociedades de mayor desarrollo.
Me decían, por ejemplo, que para todo tipo de reuniones, sociales o políticas, citamos una hora antes para llegar en punto una hora después. Si bien reconocen que aún no saben a qué se deba esto, argumentan que parte de esas atípicas costumbres pudieran (según ellos), tener origen en ese singular surrealismo que se encuentra en alguna parte de nuestra idiosincrasia.
Otro aspecto de nuestras costumbres que les parece una sinrazón, es el tema de las obras públicas. Dicen que es un contrasentido que se inauguren obras sin que estén listas para ponerlas en funcionamiento, cuando en otros países apenas se concluye una obra y sin esperar mucho, se lleva a cabo la puesta en operación para ser usada o disfrutada, de inmediato, por quienes resulten favorecidos de manera directa.
Por supuesto que en México modificar esa tradición tan arraigada, no sería nada fácil, pero queda para la reflexión.
Sin embargo, las obras terminadas también padecen atrasos en la operación porque, absurdamente, tienen que esperar que el personaje designado para cortar el listón tenga el espacio requerido en su apretada agenda de compromisos. Mis interlocutores consideran que ante el criterio de la gente que no se explica ésta demora, entre más tiempo transcurra menos impacto tiene lo realizado. Es decir, el reconocimiento de la gente se diluye de manera proporcionalmente directa al tiempo que pasa antes de poner en servicio las obras en cuestión.
Ésta práctica, cuando se suma a las molestias que generan las obras en proceso, no abona a la imagen de quienes las realizan, como tampoco se establece ninguna correspondencia electoral, si esa fuera la intención. Ese suprarrealismo del cual hablaban nuestros ocasionales amigos, me hizo recordar lo que con particular asombro me platicaba un escritor recién radicado en uno de los mágicos pueblos de Morelos. Narraba que acudió en busca de algún carpintero del lugar, así no fuera el mejor calificado por que la sencillez del proyecto no lo requería. Cuando por fin encontró uno, le entregó en una hoja de papel el dibujo de una mesa y una silla pero en perspectiva, para que el trabajador de la madera tuviera una idea objetiva de lo que tenía que hacer.
Cuando el personaje en cuestión fue a recoger el producto terminado (la mesa y la silla), no cupo en su asombro al ver una mesa con las patas traseras más cortas que las delanteras, la tabla superior más ancha del frente y más angosta en la parte posterior, y una silla en la que nadie podía sentarse por su chueca figura. Cuando el escritor preguntó por la irregularidad del mueble, el carpintero, seguro de lo que se le había ordenado, le mostró el dibujo en el papel que el propio escritor días antes le había entregado. Nuestro amigo cedió en su intento de explicarle al cumplido hombre qué era un dibujo en perspectiva. Sin discutir más se llevó ambas piezas para conservarlas como muestra de nuestra perspectiva social.
Otro tema que tocaron es la adoración que profesamos a la muerte. Dijeron que no es otra cosa que el reflejo de nuestro miedo a morir, por eso la personificamos, la festejamos y nos divertimos con ella. “Le temen, pero poco hacen para preservar la vida”.
Cuando se refirieron al bloqueo de las calles de cualquier ciudad, expresaron lo siguiente:
“Ustedes ocupan las calles por júbilo, por dolor, por que perdieron, por que ganaron. Asaltan las calles para celebrar, para exigir, para recordar. “El colmo es que ustedes también cierran calles para protestar por la protesta de otros”.
Sin embargo, agregan que nuestro problema no es de inteligencia. A su criterio somos indiscutiblemente inteligentes y creativos. “Lo que no tienen en abundancia es disciplina y puntualidad. Recuerdan que la disciplina y la puntualidad “a los japoneses les sobra”. “Si un japonés va a llegar tarde, avisa con dos días de anticipación”.
Bueno, pues ante tanta indirecta, empecemos por tomar como propia la disciplina hasta convertirla en actitud.
La precandidata presidencial de la 4T, Claudia Sheinbaum, exhortó a los jóvenes a participar activamente en las elecciones de 2024, subrayando la importancia de decidir el futuro del país.
Durante su diálogo con jóvenes en Calkiní, Campeche, Sheinbaum evocó las palabras de Salvador Allende sobre la variedad de juventudes y edades.
«La decisión está en sus manos: ¿contribuyen a edificar este México excepcional legado por nuestros antepasados y continuar con la construcción de una sociedad justa, o permiten que otros lo hagan por nosotros? No solo hablo de un México de oportunidades, sino de garantizar derechos fundamentales», enfatizó.
Sheinbaum resaltó la labor del presidente en proyectos clave como el Tren Maya, el desarrollo del puerto de Salina Cruz y la creación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
Además, indicó que las elecciones del 2024 serán determinantes para definir si el país avanza en su transformación o retrocede.
«Es esencial que la juventud mexicana tome las riendas en la búsqueda de la verdadera justicia en nuestra nación. Porque la esencia de la justicia reside en el humanismo y el amor hacia los demás», concluyó.