LAS ENCUESTAS

LAS ENCUESTAS

Por Ing. Fernando Padilla Farfán

Las encuestas son uno de los medios de expresión entre la población y los gobernantes. A través de las encuestas la gente le dice al gobernante lo que piensa de algunos temas que son de su interés. Y para el gobernante, las encuestas son una herramienta de cierta utilidad para la toma de decisiones.

No falta quien contrate encuestas para alimentar su ego político; presumir sus falsas simpatías. Quienes se prestan a falsear los resultados son, principalmente, las encuestadoras que tienen poco tiempo en el mercado y necesitan financiarse.

En cada elección de nivel federal en la que participan encuestadoras conocidas o no, no todas llegan a los mismos resultados, hay discrepancias entre algunas de ellas. Explican que cuando ocurren estas disparidades es porque no utilizan la metodología correcta o que, de plano, las hacen desde el escritorio.

En algunas ocasiones los votantes se abstienen de expresarle al encuestador su verdadera predilección del sufragio, ya sea porque abrigan temores de alguna represalia si opinan en contra del partido en el gobierno, o exista un ambiente de alta crispación política.

En cada elección hay declaraciones tratando de desestimar la certeza de las encuestas. Regularmente son hechas por quienes no salen bien evaluados en las mismas. Se justifican diciendo que las encuestas son como una fotografía que capta el instante en que se toma, nada más; pero que la verdadera encuesta es la del día de las votaciones. Por supuesto que los que van arriba en la medición argumentan lo contrario.

El costo de las encuestas no es cualquier cosa. La contratación representa una inversión importante. Muchas de ellas se pagan con dinero público.

Las encuestadoras tratan de mantenerse en actividad todo el tiempo para subsistir económicamente. En tiempos de elecciones su actividad aumenta.

Es significativo, por ejemplo, que el número de supuestos encuestados que no aceptan ser cuestionados sea relativamente alto, anda alrededor de 45%. Aunque hay varias suposiciones, ninguna casa encuestadora ha atinado a explicar de manera científica de qué se trata. Mención aparte es la cifra, también alta, de los indecisos: 35%. Por lo tanto, si se consideran ambas cantidades, 45 más 35, resulta una cifra bruta del 80%. Los restantes 20% estarían muy lejos de ser una muestra representativa de la opinión de los muchos millones de mexicanos enlistados en el padrón electoral.

 

LA MEGAFIESTA DE RUBÍ

Columna por Ing. Fernando Padilla Farfán

La fiesta de quince años de Rubí, una chica de un pequeño pueblo de San Luís Potosí, de pronto se convirtió en la ceremonia más difundida en la historia de México. Así, sin exagerar.

Asistieron miles. Tuvieron que entrarle a la organización las autoridades municipales y algunas estatales. La emoción de la gente que acudió podía ser equiparable con el descubrimiento de un ser milagroso.

El motivo del gran festín fue la falta de pericia del papá en el manejo de las redes sociales. Vamos por partes.

El señor, creyéndose experto en el manejo del Facebook, publicó una invitación con los datos de la reservada fiesta, suponiendo que sería vista únicamente por familiares y amigos que no sumaban más de un centenar. Detalló el menú e informó que habría suficiente comida y bebida para “todos”. Jamás se imaginó que el dichoso mensajito sería visto por cientos de miles de personas, quienes, sin más, se dieron por invitados.

El involuntario error movió masas; fue todo un fenómeno.

La capacidad económica de la familia serviría para halagar a no más de 150 personas ¡no más! Mucho menos a 20 o 30 mil que finalmente acudieron.

El papá, preocupado, estuvo a punto de recular. Los políticos locales lo convencieron de que siguiera adelante. Visualizaron que habría mucha prensa y televisión. El municipio se convertiría en el epicentro de la noticia y eso representaba un momento de fama para el lugar y la clase política local. Le prometieron apoyarlo en la organización y los costos. La televisión llegó al lugar con la anticipación necesaria para instalar su equipo.

Al festejo no nada más acudieron de la República, también del extranjero. Queda claro que la idea no era comer y beber gratis, en el viaje gastaron mucho más.

Si bien es cierto que lo que movió a todos fue una impensada convocatoria que se tornó en masiva, la razón de fondo fue una demostración de la ausencia de verdaderos liderazgos que muevan masas de forma espontánea. Los convocados no eran de una sola corriente ideológica o filosófica, había de todos los pensamientos y convicciones. Su voluntad fue arrastrada por una fiesta común y corriente a la cual ni siquiera habían sido invitados personalmente.

Lo que llama la atención es que pudiera haber otra convocatoria mañosamente pensada que movilice a miles, o tal vez a millones. Las redes daban cuenta que a muchos usuarios del internet les hubiese gustado estar ahí, sólo por estar. ¿Qué fue lo que los vinculó con el evento? ¿Cuál fue el punto de coincidencia?

Si no había relación familiar, ni afectiva, si nunca se habían visto ni tenían idea de quién era esa familia, ni de la existencia del pueblo; entonces, pudo haberse tratado de un poderoso sentimiento capaz de mover a toda esa gente hacia un propósito tan llano como una fiesta de quince años de una sencilla chica.

Esto confirma la idea de que, por algún motivo de mayor interés popular, pudieran provocarse reacciones mayores en protesta o rechazo de algo.

La lista de auto invitados al pueblo La joya, municipio de Guadalupe del Estado de San Luís Potosí, rebasó cualquier expectativa; fue un evento que surgió de lo virtual, prácticamente de la nada.

Finalmente, todos se divirtieron. Nadie se quejó que no les tocara silla, mesa o comida. Todos gozaron de la atención de los anfitriones.